She is still sleeping
Algunas
veces, sin saber porque, la tristeza y una sensación de desasosiego llega a nuestras vidas, y quizás en el mejor momento que hayamos pasado en mucho tiempo. Ahí es cuando te preguntas si realmente mereces todo lo
bueno que te está pasando en el
momento, que podría ser a cambio de
todo lo malo que ha pasado en anteriores ocasiones y quizás que ha venido con mayor intensidad que lo bueno. Muy
pocas veces recuerdo algo bueno en mi vida, lo bueno no dura mucho, y si dura
mucho, debo pagar algo a cambio. Cada vez entiendo más él porque dicen que la vida es muy
injusta.
Lo malo
que sucede no ayuda mucho en mi vida, solo me llena de cargas emocionales que
en incontables veces me cuesta olvidar o quizás nunca lo logro hacer. Las cosas más pesadas son las que quisiera olvidar, pero ahí están, carcomiéndome el alma cada día, alimentando a mi enemigo mortal, el que no me ha dejado seguir
plenamente y me tiene atada a él. Ahora comprendo,
escribiendo esto, que la mejor manera de terminar con eso, es el suicidio y ya
entiendo porque lo buscan. La única manera en la
cual puedes dejar de sentirte deprimido, es muriendo, porque ya no sientes
nada.
Me sigue
acompañando desde siempre, pero solo hasta
hace poco supe quién era y la razón por la cual me sentía de esa manera sin poder encontrar algo que me hiciera sentir bien
conmigo misma. Si la gente supiera como es mi estado de ánimo realmente, querrían correr. Si yo misma me tengo fastidio al escuchar mis propios
pensamientos, no me imagino los demás. Estoy
en mi mejor momento, uno que quizás en mi
vida había experimentado, y, sin embargo,
cuando menos lo espero, está ahí, atacándome de nuevo
después de acecharme por un corto tiempo; lo
que esperaba era que bajara la guardia y me dejara caer en sus brazos por
lamentarme sobre otra cosa mala que ha pasado, la más mínima cosa y la
depresión me tiene atada de brazos.
Lo
complicado de este momento es pensar en muchas cosas que han pasado y que no me
dejan avanzar, solo me lamento y me cuesta seguir adelante. Tanto que he
olvidado cuantas veces he deseado morir buscando encontrar así solución al
dolor que me carcome cada día.
Una vez,
de la cual solo pocas personas saben, intenté terminar verdaderamente con mi vida, estuve tan cerca, que posiblemente
ni siquiera me estaba dando cuenta que estaba muriendo. Si así es de placentera, quisiera volver a sentir esa
sensación nuevamente, esa que me llevaba con
suavidad, de manera pacífica. Aquella
sensación que al principio solo se sintió como un ligero sueño, pero a medida que pasaba el día, mis parpados pesaban hasta el punto de no reaccionar, ya no era yo más, no mi versión consiente. Era la yo de mis pensamientos profundos, la que no le
importaba nada, la que hablaba de manera agresiva e hiriente. Mi verdadero ser
salió a flote, perdiendo a mi forma
consiente en su totalidad, quien ya estaba perdida en lo que parecía ser el mundo onírico. Sin embargo, estaba muriendo y no lo sabía. Solo me deje llevar por el sueño, hasta que alguien se dio cuenta de lo que hacía, esa persona, me salvó, pero el problema
era que yo no quería ser salvada.
Y si, ¿solo desapareciera?
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